La planta de cúrcuma es parecida a la de jengibre ya que pertenecen a la misma familia. Crece hasta 1,70 metros de altura y tiene flores amarillas en forma de trompeta. Las raíces de la cúrcuma comúnmente se secan o se muelen para su uso. El principal componente activo de la cúrcuma es la curcumina, sustancia que da a la cúrcuma su característico color amarillo.
Orígenes: La cúrcuma se conoce desde hace 4,000 años en la medicina china y ayurveda. La planta crece naturalmente en la India, Asia, África y Centro América. Necesita temperaturas de entre 20 y 30°C así como una cantidad considerable de lluvia para poder desarrollarse.
Propiedades Farmacológicas: En la medicina herbácea se usa la cúrcuma para tratar indigestión, úlceras, colitis ulcerosa, osteoartritis, arteriosclerosis, ictericia, fiebres biliares y cálculos en la vesícula. Es muy conocida por sus propiedades antiinflamatorias, mejora la circulación sanguínea, el metabolismo de las grasas, el funcionamiento del hígado siendo un buen aliado para los diabéticos, pues ayuda a reducir el azúcar en la sangre. Es antioxidante y ayuda a nuestro cuerpo a producir sustancias anticancerosas como el GSH o antioxidante maestro. Elimina la mucosidad bronquial y abre las vías respiratorias. Los beneficios son innumerables y muchos de ellos aún no se conocen. No es recomendable consumirla durante embarazo y lactancia.
Uso Culinario: La cúrcuma es uno de los principales componentes del curry. Es un condimento muy utilizado en la cocina tradicional asiática donde se utiliza tanto la raíz como el polvo. Como no es de fácil absorción para el organismo humano, es recomendable mezclarla con pimienta negra y aceite de oliva para facilitar la digestión. Cocinar con cúrcuma es simple y los resultados son deliciosos. El único inconveniente es que la cúrcuma mancha todo lo que toca. Es recomendable utilizar delantal y guantes al pelarla.