Por Jill Green from San Josecito
Mi nieto, Sebastián León Hines, acaba de cumplir 15 años.
Muy emocionado por pasar de ser un niño a un adolescente de colegio y aunque recibió una maravillosa colección de regalos de parte de su familia y amigos junto con un gran almuerzo de cumpleaños en Manuel Antonio, lo que realmente él quería era ir a pescar.
A pesar de que es un gran atleta que surfea, juega fútbol y practica el ciclismo de montaña, su verdadera adicción es la pesca. Él tuvo la oportunidad de visitar su lugar favorito en Dominical, en la desembocadura del río Barú, y sentía que iba a tener mucha suerte.
Con la caña de pescar en sus manos y un señuelo zumbando en el agua profunda, sintió un jalón muy fuerte.
Empezó a enrollar el carrete como un loco, y decía palabrotas en español e inglés: “¡Mae, jue…puta! Holy shit!” Él se dio cuenta que éste no era un pez normal; de hecho, mientras el animal saltaba y luchaba, mi nieto pensaba que era un róbalo.
Pero cuando finalmente subió al pez, incrédulo vio muy bien a su primer…sábalo. No era posible, ya que él había oído que sólo había sábalos en el Atlántico. Cuando llegó a casa de nuevo con la foto del pez, buscó información en internet, y tenía razón.
“¿Cómo llegó hasta el Pacífico?”, se preguntó.
Investigando más, descubrió que la culpa era del Canal de Panamá. De vez en cuando, algún sábalo atravesaba el Canal, y él fue uno de los pocos afortunados que capturaba uno.
También sabía que los sábalos no son buena comida sino grandes luchadores, entonces hizo lo correcto: atrapar y soltar, no sin antes tomarle esta foto que siempre recordará como el mejor regalo de cumpleaños que haya recibido.
INFO: Jill Green – jill@hinesfamily.com